Hemos redactado este texto con la intención de suministrar información sobre el procedimiento que vamos a seguir, y con ello facilitar la primera visita de su hijo en nuestra consulta.
Se trata de conseguir una buena predisposición del niño al tratamiento a través de un proceder adecuado a su edad y de cierta habilidad en las explicaciones, ya que los niños pueden mostrarse algo forzados en la consulta, al enfrentarse a una situación desconocida.
Medidas psicológicas:
- Los más pequeños necesitarán la presencia de la madre en la sala de la consulta; en caso necesario, la exploración se realizará mientras ella sostiene al niño en su regazo. Con niños un poco mayores, los padres estarán presentes pero han de mantenerse en segundo plano para no interferir en la comunicación dentista-paciente.
- Las manifestaciones compasivas, así como los intentos de sobornar o amenazar al niño para que colabore, sólo empeorarán su disposición y actitud. Hay que reflexionar al respecto y evitarlas.
- Algunos niños intentan incitar a sus padres a la compasión o al proteccionismo mediante comportamientos emocionales. En estos casos, el rechazo de los progenitores puede aumentar la cooperación del niño, porque éste ve que sus reacciones negativas son ignoradas y pierden, por tanto, su valor.
- Gracias a la curiosidad natural de los niños se puede hacer desaparecer su miedo si se les permite familiarizarse sensitivamente y con tranquilidad con el nuevo entorno. La primera visita servirá, sobre todo, para establecer un conocimiento mutuo.
- La duración del tratamiento debe adecuarse a la edad del paciente y, en el caso de niños pequeños, no ha de sobrepasar los 20 minutos. Intentaremos, en la medida de lo posible, que la cita sea a primera hora del día para evitar situaciones de cansancio, hambre o sueño.
Control del miedo:
- Describiremos al niño de una manera comprensible los instrumentos, materiales y aparatos que se van a utilizar, y le haremos una demostración de su funcionamiento.
- La primera actuación terapéutica que llevaremos a cabo será un procedimiento sencillo, rápido y, sobre todo, indoloro, como por ejemplo una obturación provisional o un sellado.
- Dividiremos el tratamiento en partes, y elogiaremos al niño por cada paso superado.
- Todas las sesiones acabarán de forma positiva, independientemente del resultado objetivo obtenido: ‘’ ¡Ha ido bastante bien y estoy seguro de que la próxima vez irá aún mejor!’
- Lo más importante cuando se trata con niños es ser fiel a la verdad. Para generar confianza, comunicaremos, anunciaremos y ratificaremos repetidamente los acontecimientos.
- Según la edad del paciente dejaremos que tome algunas decisiones y que escoja entre diferentes posibilidades en cuestiones que no tienen importancia. El niño sentirá que se le toma en serio.
- Estableceremos una señal con la que el niño pueda llamar la atención cuando hay un problema e interrumpir así el tratamiento.
- Se abordarán directamente y de manera concreta los miedos que el niño formule.